Por FERNANDA WENZEL / Traducción de ROMINA CASTAGNINO
El descubrimiento se realizó en la Amazonía de Calha Norte, estado de Pará, una de las áreas de selva mejor conservadas y menos estudiadas que se encuentra en la frontera de Brasil con Guyana y Surinam y el 80 % de su área está protegida dentro de áreas de conservación y territorios indígenas y afrobrasileños.Aunque es un lugar remoto y de difícil acceso, la caza ilegal, la minería y la deforestación están poniendo en riesgo la biodiversidad local. Estas amenazas han hecho que la investigación sea aún más urgente, y los científicos advierten que el riesgo es que las especies desaparezcan antes de ser descritas.
«Fue una experiencia fantástica.
Pudimos acceder a partes muy remotas de la Amazonía», dijo el biólogo Luciano
Montag. La expedición se produjo hace 11 años, cuando Montag y otros
investigadores realizaron un estudio de campo para conocer la biodiversidad de
los peces y desarrollar planes de manejo para las áreas de conservación
estatales ubicadas dentro de las áreas protegidas en el Norte de Pará, una
región de Brasil conocida como Calha Norte.
Este mosaico de reservas se
encuentra al norte del río Amazonas, a lo largo de la frontera con Guyana
y Surinam. Debido a la falta de carreteras y ríos navegables, a varios de estos
lugares solo se puede acceder en helicóptero. «Un mes antes de nuestra llegada,
el personal militar hizo claros en el bosque para que pudiéramos aterrizar»,
dijo Montag, quien hoy es profesor en la Universidad Federal de Pará.
Las expediciones de 2008 y 2009
resultaron en algo más que buenos recuerdos. De los peces capturados y luego
catalogados en el Museo “Emilio Goeldi” de Pará - que subvencionaba la
investigación de Montag –, los investigadores identificaron seis especies
nunca antes vistas en la cuenca del Amazonas. Descritas en un estudio reciente
en la revista Acta Amazónica, se trataba
de especies que antes solo se conocían en las Guyanas, Surinam y Venezuela.
De hecho, Calha Norte tiene más
similitudes ambientales con estos países vecinos que con el resto de la
Amazonía del sur. Es una región montañosa con mayores altitudes, lo que
significa que los peces que viven allí son diferentes de los de niveles más
bajos. «Calha Norte comparte su historia geológica con los ríos del norte»,
dijo André Netto-Ferreira, profesor de Zoología en la Universidad Federal de
Rio Grande do Sul y uno de los autores del estudio.
De las seis especies de peces
identificadas, la más reciente ha sido Curimatopsis melanura, que
se describió en 2019. Mide alrededor de 38 milímetros de largo y tiene una cola
oscura que la diferencia de otras especies del género. «Las curimátidas se
alimentan de algas que viven en el lodo, dando un formidable servicio de
limpieza de agua para el ecosistema», dijo Netto-Ferreira.
Los investigadores estudiaron
un total de 13,853 animales en el proyecto, el esfuerzo más grande
realizado para aprender sobre los peces en Calha Norte. Los recolectaron de
afluentes del río Amazonas dentro de las cinco unidades de conservación (UC)
que conforman parte de Calha Norte: los Bosques Estatales de Faro,
Trombetas y Paru (o FLOTA); la Estación Ecológica Grão-Pará; y la Reserva
Biológica Maicuru.
Los análisis llevaron a la identificación
de 286 especies de peces, según el estudio. El proyecto lleva bastante tiempo y
aún no se ha concluido. Según Montag, alrededor del 20 % de los
especímenes recolectados aún permanecen sin identificar. «Es una región donde
no se han realizado investigaciones, por lo que teníamos muchas dudas
taxonómicas. Todavía las tenemos.»
La mayor diversidad de peces (124
especies) se encontró en el Bosque Estatal de Faro, que se encuentra más cerca
del río Amazonas. El turismo comunitario atrae a visitantes de todo Brasil y
de todo el mundo, principalmente para pescar tucunaré, o pavón, y ayuda a
sustentar a las aproximadamente 30 familias que viven allí y cuya dieta se basa
en el pescado. «Vivir allí significa que hay mucho para comer. Pero si no se
hubiera creado la UC ni se hubiera detenido la pesca depredadora, podríamos
estar pasando hambre», dijo Joerison Fulter Nunes, representante de la
Asociación de Residentes de Flota de Faro.
CALHA NORTE, BOSQUE PROTEGIDO
Los descubrimientos realizados
por los investigadores representan un paso más en el intento de desentrañar la
biodiversidad en Calha Norte, una región más grande que el Reino Unido. El 80 %
del área está compuesta por las UC, territorios indígenas y tierras de
comunidades afrobrasileñas, que lo convierten en el bloque más grande de
bosques protegidos del mundo.
Calha Norte es parte del Escudo
Guayanés, una región rica en endemismo: el 40 % de las especies que viven allí
no se encuentran en ningún otro lugar de mundo. «Hay cerros, mesetas, bosques
altos y bajos, así como sabanas naturales en Calha Norte. Cada uno de estos
entornos es el hogar de diferentes especies», explica Jakeline Pereira,
investigadora DEL Instituto Amazónico de Personas y Medio Ambiente (IMAZON).
Sin embargo, pocos estudios se
han realizado en Calha Norte desde 2008, cuando el gobierno del estado de Pará
y los institutos de investigación unieron fuerzas para crear planes de gestión
para las UC. «La región es grande y remota, y el costo de las expediciones es
muy alto», precisa Pereira.
Los pocos estudios que se
llevaron a cabo dieron como resultado descubrimientos impresionantes. Se
descubrió una nueva especie
de anguila eléctrica en Calha Norte, anteriormente se creía que
allí solo existía una de esas especies. Durante otra expedición, en agosto del
año pasado, se descubrió el árbol más alto de la Amazonía dentro del Bosque
Estatal de Paru, con una altura de 88.5 metros.
AMENAZAS DE LA GANADERÍA
La dificultad de acceder a la
región permite que las actividades ilegales se desarrollen, en gran medida, sin
obstáculos. En 2018, los oficiales ambientales identificaron una granja en Paru
con mil cabezas de ganado.
«Las actividades depredadoras
están en todas partes. En Calha Norte, vemos actividades ilegales como
la caza, la minería y la deforestación”, dice Socorro Almeida, directora de
manejo y monitoreo de IDEFLOR-BIO, la agencia estatal de Pará responsable de
las UC.
Según datos del Instituto
Nacional de Investigación Espacial (INPE), cerca de 1600 kilómetros cuadrados ( 160 000
hectáreas) de bosques fueron deforestados en Calha Norte entre 2009 y 2019,
un área del tamaño de la ciudad de São Paulo. Entre 2018 y 2019, el área
deforestada aumentó en 62 %.
La posibilidad de extender la
carretera BR-163 desde la ciudad de Santarém a Surinam significará un
mayor acaparamiento de tierras en la región. Los observadores temen que la
carretera traiga consigo el rastro de deforestación visto en otras partes de
Pará: en los últimos 18 años, los municipios a lo largo de la carretera
han perdido un área de selva tropical 10 veces mayor que la ciudad de Río de
Janeiro. El plan de ampliación de la autopista se anunció en 2019, durante el
primer año de la presidencia de Jair Bolsonaro, pero hasta la fecha no ha
avanzado.
Otra preocupación es que la
Reserva Nacional de Cobre y Asociados (RENCA), una de las áreas protegidas
más vírgenes de la Amazonía que incluye parte de Calha Norte, puede abrirse a
la minería.. Rica en cobre, oro, titanio, tantalio y tungsteno, RENCA ya es un
objetivo para los mineros ilegales, según informó GREENPEACE en 2017. Ese
año, el entonces presidente Michel Temer intentó que la región se abra a la
minería del sector privado, una oferta que ha sido revivida por Bolsonaro.
Estas amenazas hacen que la
investigación de la biodiversidad de Calha Norte sea aún más urgente. «Las
especies que descubrimos fueron incluidas en estudios utilizados para definir
la próxima lista de especies en peligro de extinción. Esto es importante dado
que el gobierno federal quiere intervenir en la región», precisó el profesor de
zoología Netto-Ferreira.
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